R. Spiral Opina: El Terror Nuestro de Cada Día – Parte 2: La Gripe Porcina  

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“Some say the end is near.
Some say we'll see Armageddon soon.
I certainly hope we will.
I sure could use a vacation from this”

- Tool, en la canción Ænema

 

Hace no mucho hablamos de cómo un hecho real es convertido en una fuerza mítica a través de la manipulación del lenguaje y los símbolos, labor muy favorable para los grupos en el poder socioeconómico. Al escuchar y leer las primeras reacciones que el artículo generó, y analizando diferentes fenómenos en los que aplica este principio, recordé un detalle fundamental que nos había compartido un profesor, comunicador de amplia carrera, cuando se le preguntó acerca de si los medios de comunicación masiva manipulan o no la mentalidad de las personas. Su respuesta fue tan simple como contundente: “Definitivamente, no hay medio de comunicación que controle lo que una persona piense; pero sin duda sí que controla aquello de lo que la gente habla”.

 

Así es. “Satura el entorno y vencerás”, parece la premisa. Porque, como ya habrán inferido, no sólo controlan lo que la gente habla, si no también en qué tono, con qué frecuencia, y a menudo en qué prioridad se va a colocar el tema. Pues bien, creo que esto aplica poderosamente en el más reciente fenómeno mediático, el tema del momento, la descarada e inmunda campaña de terror en contra de la gente común que cabalga rampante en el universo comunicativo de la humanidad: la gripe porcina.

 

Así es. Si le creemos a los medios al pie de la letra, hemos de asumir que alguno de los dioses, en su amplia pero jamás comprensible sabiduría vengativa, ha decidido hacer de los cerdos el instrumento del Juicio Final y de México el punto de partida para el Armagedón (por aquello de los calendarios precolombinos también de moda).

 

Poniéndonos serios, podemos ver que la trama repetida con más persistencia que La Pasión de Cristo es la siguiente: un virus altamente letal, en capacidad de provocar una pandemia globalizada que haría palidecer a la Peste Bubónica, ha pasado de los cerdos a los seres humanos y  ahora ha adquirido la capacidad de transferirse de un humano a otro con alta eficiencia. El brote inicial ha sido en uno de los barrios bajos de Ciudad de México, a través de un encantador niño de cinco años a quien la enfermedad no mató,  y se ha extendido a medio orbe a través de los turistas que tuvieron la desdicha de estar en tan populosa urbe durante el principio de la propagación de este mal.  Ahora, cualquier síntoma de la gripe común –sí,  esa nefasta influenza que nos acompaña desde el alba de los tiempos- es un posible indicador de que ese puerco virus ha penetrado en Usted, exponiéndole a una muerte horrible, amenazando el destino de su país  y el bienestar de la humanidad.

 

Me gustaría decir que exagero, que al escribir el párrafo anterior con ese tono estoy siendo dramático. Pero no lo soy, y creo que mis lectores me apoyarán en ello. Ese tono es el que están usando en los noticieros, periódicos, páginas de Internet, y es justo ese en el que muchas personas hablan del tema en la calles. Hay miedo en el ambiente. La gente mira a quienes estornudan como si fueran leprosos limpiándose las llagas en un autobús. En los lugares de trabajo, las medidas de “prevención y control” están adquiriendo niveles realmente ridículos. Pronto, las mascarilla anti-gripe, tan antihigiénicas cuando se les piensa en rigor (mantener todos los gérmenes de mi boca cerquita de mi nariz no me suena muy limpio, por más que me lave los dientes y enjuague mi boca) pasarán a ser parte de las colecciones de moda para este otoño boreal.

 

Como lo hice con la crisis, me curo en salud aquí: apoyo la prevención de enfermedades, apoyo que se promueva una higiene más estricta en las calles y la vida cotidiana, que se vacune contra la gripe quien cree que lo ocupa, o un poco más de vitamina C en la dieta. Además, el riesgo real es considerable, pero sería una torpeza negarlo. (Para ver los posibles efectos de manera objetiva, leer aquí) Pero, ¿bajo esta sensación de amenaza inminente? ¿Siguiéndoles el juego de mentiras e inconsistencias en las que el gobierno de México y los medios masivos de medio planeta invierten tanto esfuerzo digno de mejores causas? No. No quiero librarme de una gripe si el precio a pagar es el tenerle miedo tan sólo a respirar libremente cerca de donde otros prójimos lo hacen, o si tengo que darle un tercio de mi salario a la farmacia local con tal de comprar a tiempo mi “kit para supervivencia de pandemias”. Eso atenta contra la dignidad con la que se enfrenta al día a día, esa pequeña cosa que nos hace humanos en este sistema inhumanizante.

 

Sin afán de ponernos metafísicos –la entrega anterior tuvo ya un tanto de eso-, les expongo acá unos cuantos de los hechos probados en relación con lo que se sabe de esta enfermedad-superestrella, y las inconsistencias entre éstos  y el modo en que nos han sido vendidos por los grupos en el poder a través de sus fieles vasallos, los medios masivos. Estoy convencido de que hay una alianza entre éstos y las farmacéuticas (corporaciones de legendario humanismo y probada bondad, dirían tantos muertos innecesarios y activistas críticos con sonrisa irónica), orquestada por un objetivo aún más oscuro, detrás de esto. No es que crea en teorías de conspiración… ¿Quién lo necesita cuando éstas se hacen a tan plena luz?

 

Sé que la inteligencia del lector llegará a las conclusiones que sería redundante anotar:

 

  1. Se dice que el primer brote de la enfermedad fue en un centro urbano. Aunque no he estado en el Distrito Federal mexicano,  sí tengo mis dudas de que esa ciudad sea un sitio particularmente lleno de criaderos de cerdo como para hacer coherente que el primer brote haya sido ahí. Cuando se dio el brote de gripe aviaria en China hace dos años (“¿S.A.R.S.? ¿Qué era eso?”), la cual fue una amenaza real mucho más alarmante pero bastante menos publicitada, se dejaba claro que para que un contagio de animales a humanos se diera,  era necesario un contacto constante con las bestias y en condiciones bastante insalubres, ojalá con cierta deficiencia inmunológica en la persona, para que se diera un contagio. Insisto: para que ésta condiciones se reunieran, el D.F no suena como el mejor candidato.
  2. El gobierno de México informó de 176 muertos en lo más álgido del brote. Ahora,  se ha desmentido debido a presiones internas o de observadores externos en la propia nación azteca, y la cifra se redujo a 101. Ahora bien, que se haya comprobado debidamente que la enfermedad fue causada por la cepa de influenza originada en los cerdos, el gobierno ha reconocido 20 o 21 (varía según la fuente). Pero, cuando El País de España (vean la nota abajo) entrevista al más destacado epidemiólogo de  México, éste no tiene dudas en declarar que se ha exagerado incluso esa cifra. Los muertos probados debido a la cepa porcina han sido 7. Sí, SIETE. Así es: el planeta entero en pánico por menos de una decena de muertos cuyos casos no han terminado de ser analizados. Algo no cuadra…
  3. ¿Presiones internas? ¿Dudas de los observadores externos? ¿Por qué? Algo que ninguno de los mediocres y estupidizantes medios de comunicación con poder en este país han dicho, es que la mayor parte de las muertes “no confirmadas” de haber sido causadas por la cepa porcina, fallecieron debido a condiciones previas que afectaban su sistema respiratorio, neumonías, principalmente. Este dato ha sido confirmado por distintas fuentes. Además, el hecho de que sólo una persona, de todos los supuestos infectados, haya muerto fuera de las fronteras mexicanas, es indicador de que la capacidad letal del virus no es tanta –por ahora- si actúa solo.
  4. Análisis básico: una gripe, del tipo que sea, toma de una semana a diez días en incubarse debidamente. Dado que el D.F. en una ciudad con casi veinte millones de habitantes,  considerables condiciones de hacinamiento, contaminación y actividad, las posibilidades de difusión del virus entre humanos crecen de modo exponencial con cada día que pase desde que la primera persona adquiera el virus letal hasta que este se manifieste en este sujeto. Si el virus fuera tan eficaz como lo pintan, la gente en todo México debería estar cayendo muerta como moscas en este momento. Pero no es así. Un centenar entre tantos millones.
  5. La gripe es una de la enfermedades curables que más muertes causa todos los años. TODOS. La Organización Mundial de la Salud calcula que cada año mueren entre medio millón y un millón de personas por la gripe, aunque usualmente va ligadas a otras infecciones cuando provoca mortalidad. Casi todas por causa de carencia de tratamiento oportuno, ya fuera por razones geográficas o de pobreza. Pero la desigualdad social que mató a esos millares, que ha matado otros tantos año tras año, la misma que puede ser la verdadera asesina del centenar “no confirmado” en México, no es motivo de escándalo o terror. ¿Por qué habría de serlo cuando se tiene un enemigo invisible al cual temer?
  6. Las cortinas de humo siempre son útiles. Por causa de la gripe porcina, ¿de qué tema no se está hablando ahora? Exacto: de la crisis económica, ni más ni menos. Que se sepa, ni el FMI ni el Banco Mundial ni ninguna entidad financiera ha dejado de trabajar o de establecer políticas. Pero, oh casualidad, parece que los mismos dioses que han desatado su ira a través de la pandemia han querido librar a los poderosos de cuestionamientos o escrutinio público y mediático, aunque sea por un tiempo. ¿Quién cuestiona el futuro de la economía cuando está aterrorizado ante la muerte?
  7. Por último, un asunto de vocabulario y semántica. La amenaza, en principio era llamada,  no sin cierta imprecisión implícita, “gripe porcina”. En España, por ejemplo, dicha denominación persiste. Pero, he aquí que a dos semanas de iniciado el pánico, ahora en los medios de Costa Rica (me encantaría saber si en otras regiones de América Latina) su nombre ha ido cambiando, al punto que el Canal 7 y Repretel se refieren a la enfermedad simplemente como “influenza”. Eso sí que es manipulación del lenguaje. El espectador descuidado debe entender esto: “no es ya a la gripe porcina  a la que hay que temer, si no a cualquier gripe. Enferme de influenza común y tema por su vida”. Este año como nunca, pese a que todos los anteriores no hubiera un buen motivo.      

 

Eso por ahora. Tengo la completa certeza de que más inconsistencias – o la profundidad de las que ya están a la vista- se irán revelando para el ojo avizor en las próximas fechas, mientras que con refinada eficiencia serán borradas de la atención colectiva, tan breve y manipulable. Lo peor para mí es que el despliegue de poder y descaro exhibidos en esta situación por parte de Gobiernos, medios de comunicación y empresas farmacéuticas, demostrando sin espacio para la menor duda que se pueden sacar una pandemia de la manga cada vez que les convenga. Silencio para las voces críticas, millones y poder para ellos.

 

Mi invitación es a que muestren los hechos a quienes tengan cerca. A que estén atentos ustedes mismos. Detener la cadena de miedos. No les creamos a quienes viven de mentirnos, no nos dejemos robar la dignidad e inteligencia de nuestro día a día. Seamos libres al menos para elegir nuestros propios temores, ojalá unos que valgan la pena.

 

Esteban Alonso R.

 

Posdata: Lean, por favor, este artículo publicado en El País de España el pasado martes. Se entrevista a un destacado científico mexicano que no tiene reparos en declarar su desconfianza del modo en que el gobierno de su país ha malinformado y manejado la situación.

Por otra parte, para conocer la peor pandemia registrada, la llamada “gripe española”, pueden leer aquí.

R. Opina: El terror nuestro de cada día. Parte 1: La Crisis Económica  

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De cómo los hechos son tratados como mitos,

y los mitos nos aplastan mediante el miedo.

 

Sigmund Freud tuvo varias intuiciones geniales, no importa que tan en desacuerdo estemos o no con él. Me valdré de dos para hablarles del tema. La primera es esta: lo que consideramos siniestro es, ante todo, algo familiar, cotidiano, que de pronto se nos vuelve extraño. La segunda es esta: Son tres las fuentes de la angustia en nuestras vidas, la naturaleza, los demás, y nuestro propio cuerpo.

 

Pues bien, siniestro y angustiante son dos características que asociamos a un sentimiento universal: el miedo. Y ese, creo yo, es el sentir que se  nos está inoculando a niveles violentísimos en este momento como cosa cotidiana, normal, cuando en realidad es una violación continua a uno de nuestros derechos más importantes después del de estar vivos, que es justamente el de vivir con dignidad.

 

Lo que hoy pondré sobre el tapete para ilustrar el punto será la crisis económica (llamada en algunos medio masivos ya como “La Gran Recesión”). Aclaro que no quiero minimizar ni jugar a que ésta no es grave en términos reales, porque lo es. Lo que quiero es que nos detengamos en cómo esta realidad está siendo usada sin escrúpulo en nuestra contra por grupos de poder con intereses muy específicos a través de los medios de comunicación, nuestras redes sociales, y si vale decirlo, nosotros mismos.

 

La crisis del capitalismo que estamos atravesando se levanta como una sombra de horror sobre el futuro de millones, y eso es real. Empleo, educación universitaria, un futuro digno – esas cosas que desde siempre son privilegio de pocos, en el siglo XXI lo serán de aún menos. Gracias hay que darle a la infinita ambición y despilfarro de las grandes corporaciones transnacionales o las industrias de entretenimiento, a la especulación de entidades financieras que hicieron fiesta con dinero que nunca fue suyo y que, mejor aún, nunca existió, sumados a la nada ejemplar estupidez de las administraciones Bush Jr. (God blesses what America?). Se sabe que este sistema económico es frágil, que tiene crisis periódicas, que el modo en que se estaba dando el “crecimiento” desde mediados de los noventas no era sostenible. Pero nadie de los que de verdad podía hacer algo escuchó. Así, cerraremos la primera década de esta centuria muy a la altura de como terminó el siglo veinte: los ricos concentrando aún más riqueza a niveles cuya obscenidad era inimaginable hace treinta años, la proporción de gente en la miseria –incluso en el mundo desarrollado- más alta que nunca, y la amenaza de un colapso ambiental planetario siempre como telón de fondo. Una situación donde si uno cae todos lo hacen con él, el éxito total del modelo de globalización desigual que, hace menos de diez años, era pintado como el redentor final de nuestra especie peregrina  por los mismos medios de comunicación que hoy no publican nota sin usar la palabra “crisis” varias veces.

 

La Crisis. Está en todas partes. Ataca a toda la gente con todos los métodos posibles. No tiene rostro visible, ni responsables directos. Se manifiesta como una presencia siniestra en tu lugar de trabajo, en el supermercado, en los noticiarios, en las conversaciones con tus amigos. Si no te avispás, si no te adaptás bien a las cosas tal y como son, te va a destrozar a vos también en cualquier momento, y aún así no tenés garatía. Así es como nos la inyectan a diario, así es como los grupos en el poder (sí, esos fulanos en Costa Rica o algún otro país que aún son ricos y seguirán siéndolo) quieren que la pensemos.

 

¿No les parece “sospechosamente” semejante el manejo que hacen los medios de la crisis hoy al que hicieron del terrorismo hace unos seis o cinco años? Repasemos: el terrorismo era una amenaza inminente que estaba en todas partes, lista para atacar, ejercida por resentidos sociales –preferentemente practicantes de alguna forma extremista del Islam- listos para acabar con un Occidente “inocente y progresista” que no entendía por qué le atacaban con tal saña (¡lo que es la amnesia histórica!). Tenía un rostro satánico y visible: el cada vez desaparecido, y en apariencia perezoso, Osama Bin Laden (“¿Quién?”dirían muchos). Pero él tenía vicarios en todo el mundo, usualmente esos desagradables tipos morenos, de nariz grande, barba, acento extraño y poco amor por el cristianismo y el capitalismo, que podrían estar infiltrados en cualquier parte de lo mundo. [Ahora que lo pienso, este servidor estuvo sólo a una barba de cumplir a cabalidad con este perfil].

 

Así, pues, a principios de década el mito del Demonio, el Mal personificado, mutaba para tomar forma Islámica, tercermundista y anticapitalista. Pero, la imbécil administración que contaminó a la política internacional y a la consciencia colectiva con su respuesta desproporcionada de  tinte religioso ante una amenaza provocada por el mismo capitalismo supo  desacreditarse con relativa rapidez, y vemos de pronto que ningún titular habla de terrorismo. ¿Los alcanzó a ellos la crisis también? ¿Se ha quedado el Mal sin financiamiento? ¿Ha tenido que hacer Al-Qaeda recortes de personal?  No lo creo. La lógica es que la violencia aumente con la desigualdad en las sociedades, como en efecto lo está haciendo. Pero a nivel global, sencillamente hay como una parálisis en la acción de este Demonio. Nadie ha declarado el fin de la guerra al terrorismo; ya volveremos a oír de ella. Pero lo que creo, simplemente, es que el Mal, el rostro del Terror, ha cambiado de nuevo a una forma cuya eficacia no tiene precedentes.

 

Ahí es donde entra la crisis. No la real, cruel e inhumana que está dejando a muchos sin futuro, que destroza sueños a diario, la que apenas deja a millones comer y hace que cientos se unan a diario a la lista del hambre. No. Hablo de la que está en los medios masivos y en las conversaciones de calle, la que esgrimen  hoy los poderosos para justificar sus crímenes, esa otra que es el nuevo nombre del Mal.

 

Líneas arriba la he descrito. Aparece como motivo cada día para despidos, recortes de personal, aumentos de precios, restricción en los préstamos, llamados al ahorro, o para que la grandes corporaciones efectúen su pantomima de ecologismo hipócrita. Nuevas alianzas entre los estados y las grandes corporaciones. Todas medidas razonables que, sin embargo, están siendo usadas desmedidamente por muchos sectores  para justificar abusos nada razonables. ¿Quién cuestiona a las transnacionales que despide empleados tras gastar en viajes de lujo o aviones privados hace  un par de años? ¿Ganan de verdad menos los ejecutivos? ¿Quiénes son esos que aún van a los hoteles en Dubai? ¿O los que se están ahorrando miles de millones al despedir gente con una “buena excusa” y malas garantías mientras fusionan sus empresas? Acá en Costa Rica, el gobierno dice que para protegernos de la crisis debe reducir el presupuesto para las universidades públicas,  y seguir adelante con las privatizaciones, venderle más playas a los extranjeros, asfixiar más el bolsillo de los pobres. ¿Qué clase de protección es esa?

 

Les hablaba al principio de lo siniestro, de cuando lo familiar se vuelve ajeno. Pregunto, ¿es o no siniestro ver cómo aquello con lo que comías un mes no alcanza ya para quince días? ¿Trabajar ya no para ser alguien o hacerte un futuro, si no para sobrevivirle a un mezquino presente en el que mil cosas del entorno se empeñan en hacerte sentir que no sos nadie? ¿Ser un padre o una madre que no sabe qué podrá o no darles a sus hijos pese a su duro trabajo? Es siniestro, eso digo, y perverso. En este sistema que se nos desmorona ante los ojos, decían hace un par de años que la codicia no era ningún crimen; era el pecado favorito de los corredores de bolsa. Sin embargo, he aquí que en la situación actual, lo que sí es casi pecaminoso es no ser privilegiado y aún así atreverse a soñar. “Soporta y abstente” dirían  los altos ejecutivos y los políticos con sonrisa benévola y un garrote, si tan sólo supieran de filosofía.

 

En términos prácticos se nos dicen que este duro período habrá terminado dentro de más o menos un año. Es un poco difícil de creer cuando quienes los dicen (banqueros, financista, el “emperador” FMI) fueron los mismos que cerraron la boca cuando vieron venir la crisis, y que tras la invasión de Iraq auguraban  una década de crecimiento continuo en la economía. Pero digamos que esta vez dicen la verdad porque también están hartos, porque quieren salvar su cuello de paso. Las consecuencias seguirán por mucho tiempo. Y una de ellas será este legado de dejarnos un arquetipo poderoso, el de la economía como nuevo Demonio.

 

El Satán de la Edad Media es el modelo del que parten estas formas de Mal, que comparten con el Dios déspota de esos tiempos las cualidades de ser omnipresente e incontenible. Ahora, tras cientos de años de refinamiento técnico e ideológico, los hechos de la Recesión son esgrimidos como una especie de fuerza sobrehumana, como algo que hay que soportar cual castigo divino sin cuestionar a los humanos que son sus únicos causantes verdaderos. Como algo contra lo que no se puede luchar ni reclamar. Baste ver  un solo noticiario, abrir un solo periódico, escuchar una sola conversación en un bus, y no necesitaré demostrarles mi punto.

 

La sensación de impotencia que esto conlleva –esa que puede que usted, lector o lectora, sienta, esa que me llevó a escribir estas líneas- es un arma poderosa para los intereses de aquellos que sí pueden hacer algo y lo harán, pero no por nosotros. Y esa es, creo, la primera cosa que hay que combatir en nosotros mismos para llevar a cabo aunque sea una rebelión interna y cotidiana, una resistencia en nuestra mente y actitud. El panorama es oscuro, pero sé que tiene salida; parece que la corriente de la miseria quiere privarme de mis sueños, pero no renunciaré a ellos; hay gente responsable de este terror que le arrebata la sonrisa a los que me rodean, y no dudaré en denunciarlos u oponerme a sus mentiras, sea en las calles o en las conversaciones de sobremesa.

 

Ellos esgrimen una desesperanza a la que quiero oponer mi dignidad e inteligencia, aunque sea una batalla perdida ante los ojos de quienes creen que ser humano es prosperar, lograr, enriquecerse o bañarse en el prestigio dado por tus cordiales enemigos. No. La invitación que le hago, lector o lectora, es a que afrontemos los hechos con esa dignidad y esperanza de la cual los mitos de los poderosos quieren privarnos. Si no lo hacemos… ¿habrá modo de vernos humanamente en el espejo dentro de unos años?


Esteban Alonso Ramírez

Repu-ticas: las modelos en tiquicia.  

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Hola gente, este es mi primer post en mesa de tragos y espero que sea una bomba para mover las cosas por aquí. Aprovechando el brillante concepto de Beholder, me gustaria hablar un poco de las famosas modelos costarricenses, que han sido tan alabadas y criticadas por sus desfiles en ropa intima y mas aun por uno que otro video pasado de tono, por no decir casi porno, que han hecho por negocio o para satisfacer el morbo de su pareja (segun ellas). Por ejemplo el sonado video de Pamela Alfaro que dio de que hablar hace unas semanas.

Para nadie es un secreto que el sexo vende, y que estas muchachas mueven mucho dinero, ya sea moviendo gente en los eventos en los que participan, elevando el rating de programas de television o ventas de periodicos, participando en campañas de publicidad o simplemente usando su imagen en los sitios web propios, para deleite de sus fans.

Realmente creo que hay que hablar claro y hacer una diferencia entre lo que es modelaje y lo que es simplemente morbo. El modelaje es una carrera muy seria que demanda mucha entrega y talento, una modelo no es tonta, al contrario tiene que ser experta en varias cosas, desde como vender su imagen hasta como posar o hacer comerciales de tv, que no es nada facil, o como desfilar en pasarelas importantes. Es cierto que muchas son solo caras bonitas que pasan fugazmente por los medios, pero las top models realmente logran un producto de si mismas, sin necesariamente quitarse toda la ropa para el gusto de un poco de templones como su servidor (hay que ser honesto).




En cambio lo que tenemos en Costa Rica es la industria del morbo, y eso prueba lo chiquitico que es Costa Rica y lo retrasado que esta en muchas cosas. Aveces me parece increíble que hombres de 30 o mas parezcan pubertos cuando una chica anda en hilo o se le medio ve un pecho. Es natural que nos sintamos atraídos por las mujeres, pero demostrarlo en forma tan baja es simplemente risible.

Y es que es el colmo es que muchos hombres compren una cochinada como la teja para ver una tipa en hilo en la contra portada, porque eso es lo unico que trae ese periodico que vale la pena o la extra los fines de semana para ver las fotos del Topo . Lo mismo sucedia con la manada de templones que le subian el rating a esa porquería de A Todo Dar o la que se viene del Chinamo, solo para ver unas chavalas en licra bailando. Sin embargo, si uno ahora puede ver una mujer desnuda con solo dos clicks... ¿Cómo es posible que eso siga generando tanto interes?

Posiblemente la razón sea que las mujeres ticas son hermosas, y sin animo de crear rivalidades, posiblemente son las mujeres más bellas de centroamerica. Caras hermosas, simpáticas, alegres, exoticas... no es de extrañar que legiones de extranjeros vengan aquí a buscar su propia diosa tica para cumplir sus fantasías o incluso para compartir el resto de sus vidas.




Sin embargo la tica tambien muy materialista y superficial, bueno gran parte de las que conozco, y tambien son medio hipocritas y mojigatas en muchas cosas. En verdad las ticas se parecen mucho a las gringas en ciertas posturas raras, en donde por un lado son felices enseñando el trasero o perreando en una disco y por el otro dicen que son marginadas y explotadas por los hombres y que no tienen acceso a una igualdad. Ya quisiera yo ganarme el pan con solo bajarme el pantalon, sonreir y hacer ojos de picaro... pero nadie va a pagar un cinco por eso. Aveces solo con saber coquetear las mujeres tienen el mundo a sus pies.

Las modelos, lo quieran o no, representan a la mujer tica. Ya me imagino a mas de una pegando el brinco, pero es cierto. Miles de niñas crecen con ese ideal de ser la próxima Nicole Aldana, Marilyn Gamboa o cualquier tipa que salga en los medios. Aceptemoslo, en Costa Rica los hombres valemos por nuestra billetera y las mujeres por su atractivo sexual, crudo e infame, pero es una verdad. Felices aquellos que ven mas alla de las apariencias, yo soy honesto y la verdad no puedo.



Como dijo Fat en un comentario, soy tambien un hijo del consumismo, por mas que pueda criticarlo, la verdad mi valor en esta sociedad esta marcado por mi posibilidad de consumir, y las mujeres ahora son un producto de consumo masivo. Debe ser muy bonito enamorarse y casarse y envejecer juntos, pero esos valores se han ido por el excusado poco a poco y las nuevas generaciones se mueven mas por la posibilidadad de adquirir placer. Y esto no es exclusivo de Costa Rica sino que pasa a nivel mundial.

¿Es malo convertir a la mujer en un objeto de placer? Como hijo y hermano, por supuesto que si es algo reprobable. Como consumidor... ¿quien sabe? Si la mayoría de las mujeres parecieran realmente indignadas por eso diría que sí, pero como veo que muchas estan felices y hasta le sacan provecho, saben que su cuerpo vende y sacan mucho dinero de eso. Ya alguien me dira que eso es moralmente incorrecto, pero siempre ha sido así y la moralidad en la mayoría de los casos es una farsa y una hipocresia.

Al final, para cerrar esta hablada, que tal vez ni lean por ver las fotos que ilustran el post, solo dire que vivimos en un tiempo en donde todo tiene precio, y el sexo lo ilustra muy bien. Ciertamente podemos llamar repu-ticas a muchas de esas chicas por mostrar su cuerpo, pero yo diria que todos somos unos re-hipocritas porque en el fondo esto nos gusta y lo consumimos a placer.


Jay " buscando una diosa tica de menos de 200 mil lucas al mes"

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